Internet y las redes sociales han generado nuevas formas de comunicación más libres y espontáneas que permiten dar a conocer de una forma rápida y eficaz todo tipo de contenidos. El nuevo medio escapa, además, a los intentos de control de los poderes con gran facilidad y de hecho, en ocasiones, los intentos de cercenar la voz profunda de la red tiene efectos contrarios a los pretendidos. Cuando alguien trata de censurar un mensaje en Internet la curiosidad de los usuarios de las redes sociales multiplican la viralización del mensaje y lo llevan a los confines de la red. Es lo que se ha venido a llamar el efecto Streisand, la nueva capacidad del social media de dar la vuelta a la censura.
Pitingo contra El Mundo Today
El último ejemplo acaecido en España sobre este curioso efecto lo protagonizó el cantante Pitingo que en un comunicado anunció acciones legales y exigió la retirada de una publicación llevada a cabo por la revista satírica El Mundo Today que en un artículo humorístico tituló: “Björk se retira por miedo a que la versione Pitingo”. La intención del cantante onubense era la de borrar esta publicación y que nadie la pudiera leer, sin embargo, el efecto Streisand llamó a las puertas de la red y un artículo que pasó casi desapercibido, cómo uno más de lo muchos que hace públicos esta web, de repente consiguió ser Trending Topic, colarse en múltiples foros, llegar al primer puesto del popular agregador de noticias Menéame e incluso colarse en la prensa tradicional, la burla tomó dimensiones estratosféricas.
El Jueves se hace grande frente a La Corona
No es ni mucho menos el único ejemplo de efecto Streisand que ha tenido lugar en España, otra revista satírica, El Jueves, se vio envuelta en la polémica al sufrir la retirada de su edición en papel por orden judicial. La portada humorística sobre la abdicación del Rey Juan Carlos I no vio la luz en los quioscos y sin embargo, nunca una portada de esta revista fue tan vista y comentada. Las redes sociales la difundieron por doquier y el intento de tapar la burla fue absolutamente contraproducente. Los internautas demostraron más poder que la Casa Real, la Justicia y las instituciones de Gobierno.
‘Ciutat Morta’ pone en jaque a los jueces
Más de lo mismo ocurrió con la decisión de un juzgado de censurar cinco minutos del documental ‘Ciutat Morta’, premiadísima película que investiga los hechos acaecidos en Barcelona el 4 de febrero de 2006 durante el desalojo de una fiesta en el que un guardia urbano resultó gravemente herido, así como las posteriores detenciones ‘ejemplares’ que llevó a cabo el cuerpo policial y sobre las que se cierne la duda en el documental. Tal es así, que uno de las cinco condenadas, Patricia Heras, terminó suicidándose durante un permiso penitenciario.
El documental emitido en TV3 tuvo mucha menos visualizaciones que los cinco minutos censurados y que rápidamente saltaron a Internet, se compartieron en todas las redes sociales y, no sólo eso, si no que también abrió la lata del debate social con peticiones de diferentes grupos políticos de una investigación más exhaustiva del caso, se instó a la fiscalía a actuar y tuvo una dimensión política y judicial que de ninguna manera habría tenido el filme completo emitido en televisión.
Son muchos los ‘efectos Streisand’ que han tenido lugar en España, desde las provocaciones de John Cobra en el programa Camino a Eurovisión autocensuradas por TVE, el sketch de Facu Díaz denunciado por el Partido Popular, las fotos de las hijas de Zapatero en la Casa Blanca… Pero el efecto Streisand tuvo un origen que le dio nombre, y ocurrió en Estados Unidos en 2003 con la cantante Barbra Streisand de protagonista.
El origen del fenómeno
La artista demandó a un fotógrafo que realizó imágenes aéreas de la costa de california por incluir en una publicidad una imagen de su mansión, alegando su derecho a su privacidad. Hasta ese momento, la imagen de la casa de la actriz y cantante había sido descargada seis veces de la red, después de la denuncia las descargas en la web donde se publicitaba superaban las 420.000 descargas y el fenómeno fue imparable.
Barbra Streisand no midió el poder de viralización que empezaba a tener Internet por aquel lejano 2003, el neolítico de la comunicación por Internet donde aun no existía Facebook, Twitter ni Youtube. Hoy en día las consecuencias para quien intenta ocultar una publicación son todavía más radicales y llegan mucho más lejos. Empresas y organismos públicos ya comienzan a tener en cuenta este curioso fenómeno y se lo piensan dos veces antes de intentar erradicar cualquier publicación.